Hace tiempo que Meta dejó claro que no se conforma con participar en la carrera de la inteligencia artificial: quiere controlar el terreno de juego. Y uno de los campos más valiosos es WhatsApp, el mensajero que millones de personas abren casi por reflejo a lo largo del día. Durante meses, este espacio se llenó de accesos directos a chatbots como ChatGPT o Microsoft Copilot, que funcionaban como si fueran un contacto más en la agenda. 
Mandabas un mensaje y la IA respondía al instante. Esa etapa, sin embargo, tiene fecha de caducidad.
El cambio llega disfrazado de actualización de los términos de servicio de la API de negocios de WhatsApp. En teoría se trata de ordenar el uso de la plataforma por parte de empresas; en la práctica, significa que Meta no quiere que otros asistentes de IA usen su infraestructura como escaparate. A partir de ahora, el foco oficial de la API será el soporte al cliente y la comunicación empresarial, mientras que los chatbots cuyo producto es la propia IA quedan en el punto de mira. Y eso abre una autopista para que Meta AI sea el asistente protagonista dentro de la app.
ChatGPT y Copilot se despiden de WhatsApp
Los primeros en mover ficha han sido los gigantes. OpenAI confirmó que su integración de ChatGPT en WhatsApp tiene los días contados, y Microsoft hizo lo mismo con Copilot. Ambos servicios seguirán funcionando en el mensajero solo hasta el 15 de enero de 2026, fecha en la que entran en vigor los nuevos términos de Meta. A partir de entonces, esos chats de IA que muchos ya tenían fijados arriba de todo en la lista de conversaciones se quedarán mudos.
La forma en que cada empresa gestiona la salida también marca diferencias. En el caso de Copilot, los usuarios no podrán conservar sus conversaciones dentro de WhatsApp: cuando la integración se apague, el historial desaparecerá del mensajero. OpenAI, en cambio, ofrece un puente para quienes usaban ChatGPT vía WhatsApp: será posible vincular la cuenta y trasladar los chats al entorno oficial de la compañía. No es perfecto, pero al menos evita que meses de ideas, borradores y respuestas cuidadas se esfumen de un día para otro.
Qué tipo de IA quiere bloquear Meta
Aunque algunos titulares lo simplifiquen, Meta no está apagando toda la IA en WhatsApp. El nuevo marco está pensado para limitar un tipo concreto de uso: cuando el chatbot es, en sí mismo, el producto que se ofrece al público. Es decir, si tu negocio consiste en vender acceso a un asistente de IA genérico que vive como contacto dentro del mensajero, ese modelo choca de frente con las nuevas reglas.
En cambio, los bots que trabajan en un segundo plano, ligados directamente a un servicio, siguen siendo bienvenidos. El típico asistente de un e-commerce que te envía el seguimiento del pedido, la aerolínea que te avisa por WhatsApp de un cambio de puerta de embarque, la empresa de reparto que usa un bot para confirmar la entrega o un banco que resuelve dudas frecuentes antes de pasar con un agente humano: todos ellos podrán seguir apoyándose en IA sin problemas. La línea que traza Meta es clara: IA como herramienta integrada sí; IA como producto independiente, no.
Este enfoque no solo golpea a ChatGPT y Copilot. Otros actores del sector, como Perplexity, que combina búsqueda y asistente conversacional, o una larga lista de bots de nicho para estudiantes, creadores de contenido, emprendedores o equipos pequeños, también habían encontrado en WhatsApp un canal cómodo para interactuar con sus usuarios. Muchos de ellos tendrán que desactivar sus integraciones o reinventar por completo la forma en la que usan la API.
Meta AI frente a los demás asistentes
En el discurso público, Meta justifica la decisión con argumentos de orden, seguridad y foco en los casos de uso empresariales. Pero, mirando el tablero, es difícil no ver una jugada estratégica. La compañía lleva años invirtiendo miles de millones en modelos de lenguaje propios y en convertir a Meta AI en un acompañante permanente dentro de Facebook, Instagram y ahora WhatsApp. Permitir que asistentes rivales brillen en el mismo espacio reduce ese efecto.
Lo cierto es que, en la comparación directa, Meta AI todavía no es el favorito de los usuarios más exigentes. Puede cumplir sin problemas con tareas básicas como resumir un texto corto, responder preguntas sencillas o proponer una frase amable, pero a menudo se queda un paso por detrás cuando entra en juego el contexto complejo, la creatividad o las consultas técnicas. Quien salta de Meta AI a una versión avanzada de ChatGPT o a un Copilot bien integrado nota rápidamente la diferencia en profundidad y precisión.
Desde la óptica de Meta, tener a esos competidores ubicados dentro del propio WhatsApp equivale a exhibir productos rivales en el mejor estante de tu tienda. Cada vez que un usuario abre el chat de ChatGPT en lugar de pulsar el acceso a Meta AI, la empresa pierde atención, datos de uso y oportunidades de entrenar y mejorar sus modelos. Endurecer las condiciones de la API es una forma de cerrar el círculo y reforzar que, dentro del mensajero, la IA de casa sea la opción más visible y más sencilla.
Qué cambia para los usuarios de a pie
Para la mayoría de las personas, el impacto se notará en algo tan simple como el número de pasos. Hasta ahora, hablar con la IA desde WhatsApp era casi natural: pegabas un mensaje demasiado largo para leerlo, pedías un resumen rápido, una respuesta diplomática, una explicación más clara o ideas para un correo complicado, y listo. Todo sin abandonar la aplicación en la que ya tienes tus grupos, tus chats de trabajo y las conversaciones con la familia.
Sin los grandes asistentes de terceros, ese flujo se rompe. ChatGPT, Copilot y compañía seguirán existiendo, sí, pero tendrás que ir a buscarlos fuera: abrir su app oficial, entrar en la web, escribir la consulta, copiar la respuesta y volver a WhatsApp para pegarla. Sobre el papel puede parecer una incomodidad menor, pero en la práctica esa fricción basta para que mucha gente opte por la vía fácil y termine usando lo que esté integrado por defecto.
Y esa vía fácil será, precisamente, Meta AI. El bot estará a un toque, sin instalaciones extra ni registro adicional. No hace falta que sea el modelo más potente del mercado si es el que está siempre a mano. Para buena parte de los usuarios, sobre todo aquellos menos metidos en el mundo tech, la combinación de WhatsApp + Meta AI será la solución por inercia.
¿De verdad pierden las grandes empresas de IA?
Desde el lado de OpenAI, Microsoft y otros pesos pesados, la salida de WhatsApp es molesta, pero no un golpe mortal. Estos actores ya han construido ecosistemas sólidos alrededor de sus productos: aplicaciones móviles dedicadas, versiones web muy completas, integración con sistemas operativos, con suites ofimáticas y con navegadores. Para muchos usuarios intensivos, WhatsApp era un atajo útil, no el centro de su relación con la IA.
Lo que sí deja ver este movimiento es una tendencia más amplia. Las grandes plataformas se vuelven cada vez más recelosas a la hora de ceder espacio privilegiado a servicios rivales, especialmente cuando se trata de una tecnología tan estratégica como la inteligencia artificial. Lo que durante años se presentó como un ecosistema abierto va pareciéndose de nuevo a aquellos jardines cerrados en los que el dueño decide qué crece dentro y qué se queda fuera.
Queda por ver hasta qué punto los reguladores considerarán esta clase de decisiones como una estrategia comercial legítima o como una forma de limitar el acceso de la competencia a una audiencia masiva. Mientras tanto, la realidad para el usuario es bastante concreta: si quieres seguir aprovechando todo el potencial de asistentes como ChatGPT o Copilot, tendrás que acostumbrarte a convivir con ellos fuera de WhatsApp. Dentro del mensajero, la voz que sonará más alto será la de Meta AI, te guste o no.