El ambicioso plan de Elon Musk para que X se convierta en una especie de superaplicación con un sistema propio de transferencias de dinero, conocido como X Money, se ha topado con un muro en Nueva York. 
Aunque la compañía ya consiguió licencias en varios estados, los reguladores neoyorquinos siguen sin aprobar el proyecto. El motivo: dudas sobre si la plataforma puede cumplir con los estrictos estándares de seguridad financiera, especialmente en temas de lavado de dinero, financiamiento del terrorismo y fraudes en línea.
Musk lleva tiempo hablando de transformar X en una “app para todo”: un espacio donde la gente pueda leer noticias, socializar y también mover su dinero sin salir de la plataforma. Sin embargo, según fuentes citadas por The Information, las autoridades en Nueva York consideran que la empresa carece del personal de compliance necesario y señalan que Musk se opone a implementar medidas básicas como inicios de sesión seguros o autenticación de dos factores. Para un centro financiero global como Nueva York, esa ausencia de garantías resulta inaceptable.
El propio Musk complica el escenario al insistir en que X Money debe lanzarse en todo Estados Unidos de manera simultánea, descartando cualquier estreno gradual. Esta postura provoca que la negativa de Nueva York frene el despliegue incluso en los estados donde ya existe autorización. La incertidumbre ya ha generado una fuerte rotación de personal: se han marchado ejecutivos del área legal, responsables de cumplimiento y otros perfiles clave.
Mientras tanto, Musk parece más enfocado en otros frentes. Ha estado promocionando Grok, su chatbot de inteligencia artificial, y promete cambiar la forma en que funciona la publicidad en línea. En una presentación reciente, reconoció que hasta ahora no se ha vendido un solo producto directamente a través de X, pese a contar con millones de usuarios. Aun así, asegura que los anuncios se volverán tan relevantes que la gente tendrá ganas de verlos.
El contraste es claro: por un lado, discursos grandilocuentes sobre innovación; por otro, trabas regulatorias y dudas sobre la capacidad real de X para gestionar dinero de forma segura. El Departamento de Servicios Financieros de Nueva York tiene fama de marcar la pauta mundial en materia de fintech, y si X Money no cumple sus requisitos, corre el riesgo de quedar congelado durante mucho tiempo.
Por ahora, los usuarios de X siguen esperando el prometido “superapp”. Pero la realidad es que, entre problemas de seguridad, pérdida de empleados y desconfianza de los reguladores, X Money se parece más a un experimento atorado que a una revolución financiera.