Lo del Xperia 1 VII no es solo un fallo técnico: para muchos fans de toda la vida, es la gota que colma el vaso.
Sony lanzó su nuevo buque insignia con muchas promesas, pero los problemas empezaron casi de inmediato. Y aunque la empresa ofrece un programa de reemplazo gratuito, el daño a la confianza ya está hecho.
Lanzado en mayo de 2025, el Xperia 1 VII llegó con credenciales de gama alta: procesador Snapdragon 8 Gen 3 for Galaxy, pantalla OLED 4K de 6,5 pulgadas, cámara ultra gran angular de 48 MP y controles de video profesionales. Todo pintaba muy bien… hasta que empezaron los reportes desde Japón, Taiwán, Hong Kong y Europa: apagados repentinos, reinicios infinitos y equipos que directamente no respondían.
Sony confirmó que ciertas unidades tienen un defecto en la placa madre, causado por componentes defectuosos. Detuvo las ventas en algunos países y activó una herramienta para verificar si tu equipo califica para el cambio mediante IMEI.
La respuesta fue rápida, pero para muchos usuarios, esto reabre viejas heridas. Xperia siempre ha sido una marca de nicho, querida por quienes valoran el jack de audífonos, la expansión por microSD y ese diseño tan Sony. Pero ya son muchos los tropiezos: precios altos, actualizaciones lentas, disponibilidad limitada… y ahora esto.
“Esto parece el final de la época dorada de Sony”, decía un comentario en Reddit. Y tiene sentido. En Europa, el Xperia 1 VII cuesta 1.499 €, más que un Galaxy S25 Ultra o un iPhone 16 Pro Max. Y encima, Sony solo garantiza 4 años de actualizaciones de Android y 6 años de parches de seguridad, mientras que Samsung y Google ofrecen hasta 7 años completos de soporte.
Este modelo debía ser el gran regreso, una fusión entre el legado Alpha y la división móvil. Pero ha acabado generando más dudas que entusiasmo. Aunque no todos los dispositivos están afectados, la imagen del producto -y de la marca- ha salido tocada.
Para quienes crecieron con los Walkman, los Cyber-shot o las Bravia, ver el declive de Xperia duele. No se trata solo de un móvil con fallos: es la sensación de que Sony está perdiendo su rumbo en un mercado ferozmente competitivo.